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Mostrando entradas de enero, 2016

Escribir, porque eso aparentemente, lo hago bien.

Entro en la habitación, es un pequeño agujero, lleno de objetos sin sentido; Una cama, un televisor y yo. Adiós zapatos, se cierra la puerta y bienvenidos a la realidad. Me desnudo, la ropa suele estorbar cuando estas en tu lugar de confort.  Prendo el computador, llevo meses sin escribir en forma, las letras han estado un poco atrancadas entre tantas pérdidas, bañadas de tristezas, de desilusión, me ha hecho caracha en el corazón, este aunque parece de hielo aún duele. Hoy se levantó un poco quebrado, los ojos no retienen las lágrimas, es como si salieran por arte de magia, el pecho están  inflamado, respirar es bastante difícil, aunque se mantiene fuerte como una roca, sin estar sano.  Decidí escribir para cortar dos historias, esperando que las lágrimas se sequen o mis ojos decidan dejarme dormir. 1. Tenía seis años, cuando mi tío regresó de Norteamérica a comprar un casa, me llevó al mar y celebré mis siete años, comiendo helado de mora en "ventolini". Cu...