Al cobarde que vive en ti.
No te daré un nombre porque no eres digno de ello. No te llamaré desconocido porque te conocí hasta el fondo del telón donde presentabas tus mejores shows. Te proclamare ficción para que puedas identificarte sin poder si quiera reconocerte. Te contaré de ti los miedos más grandes y al finalizar tu corazón será más frío que este invierno. Te conocí un mes de octubre, ibas con el cabello bien peinado y el corazón desordenado, tomabas un café en la mesa que estaba frente a la mía, sonreíste cuando cruzamos nuestras miradas e intentaste hacer un chiste de mal gusto, cosa que nunca cambiaste con los años, tu falsa modestia y tu arrogante seguridad. Me ganaste con la mirada temerosa con la que me miraste justo antes de marcharme; no creí volver a verte pero a la semana siguiente nos cruzamos por la calle y me atreví a saludarte, me cautivaba la curiosidad de encontrarte otra vez frente a mí. Fuiste patéticamente gracioso, te tomó más de lo necesario invit...