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Mostrando entradas de enero, 2020

A mi estimada Aranttza

Sé de antemano que somos como  perfectas extrañas y desconocidas, no te buscaba y te encontré entre las comillas de los viernes en la noche. Te elegí porque caminaste sin miedo el primer día que te reté a ser tu misma, desde entonces has encabezado todas mis epifanías, todas mis historias, la suma de mis ironías. Estos últimos días he pensado plenamente en ti, en los miedos que me acorbardan y la distancia que pone eso entre nosotros, debes saber que te amo con la locura de quién ama su reflejo en el agua; por enfermedad, por cinismos, por necesidad, ¿Por qué no? Todos siempre adictos a lo correcto, a las leyes que se rompen día a día, a las costumbres que nos desbordan como una represa agrietada por los fracasos y las decepciones. Pero no hablemos de distracciones, porque hasta las estrellas han salido para verte resurgir, renacer o solo ser por primera vez.  Te escribo porque al fin se han caído todas las murallas y en el vacío de mi desnudez absoluta, te he escuchado entre ...