¿Quien eres? Le pregunte.

Rabia del verbo ira.
Tristeza de la familia de la frustración.
Dolor de la casa del engaño.
¿Me mientes? Le pregunte y me dijo ¿Quien eres?.
No sé;  si no de que manera estaría preguntando por ello.
Me miente y hace mucho que lo sé.
No lo afirmo ni lo sostengo sobre nada, pero hace mucho que le conocí y no es la misma.
No es la persona que conocí mientras dormía noches de frío indescriptible.
Es otra y no sabe cuanto me duele desconocerla.
¿Me extrañas? Me pregunto casi sollozando.
Estoy segura no se imagina el dolor con los que mis ojos la observan cada día de su extraña vida. 
La he visto pasarse las manos por la cabeza desesperada e insegura como es su costumbre, gemir en las noches mas alegres y cuando la luna la mira despacio.
Esta callada como si gritara su alma, sus ojos no parar de mirar su alrededor y sus manos sudorosas rascan su piel una y otra vez.
Ira tiene que sentir esta noche.
Y yo aquí cual bohemia frustrada le escribe versos que no riman.
Cuanto le pienso.
Ella pudo tenerlo todo  y a veces se lo repito, pero ya no me escucha.
Su tristeza es del tamaño de su orgullo y su arrogancia la sostiene.
Le repetí no era igual a nadie y no me creyó ni una sola palabra.
Ella esta helada y me preocupa que frío de sus ojos le congele los dedos como le ha congelado el corazón cada día.
¿Cambiaras? Me temo que no me dijo. Y comprendí que nada sabia de ella, nada conocía de su futuro y lejos estaba de acercarme, camine y la perdí de vista.
Mi corazón susurra que va extrañarla aun cuando ella aun este.




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