Lazos (Carta a L.A.R.)
Para L.A.R.
No te conozco a profundidad y aún así te recuerdo desde niño, tu sonrisa, tu humanidad, tu extrañable personalidad. No compartimos mucho tiempo pero somos familia y me agrada saber que es así.
Debes creer que es raro que seas la tercera persona a quien va dirigida una de mis cartas, fue una elección natural, sabía que debía ser para ti, debes saber que te sigo silenciosamente y de vez en cuando me preguntó que va de tu vida, de tus pensamientos, de tus guerras y las ironías.
Me agrada saber que lo llevas a tu modo, a tu ritmo, a tu estilo, con tus propias creencias, que pese a que el mundo da mil vueltas tu eres, en medio de las agonías, de lo común, en medio del sol y la lluvia.
Debo confesar que te elegí porque siento que tenemos cosas en común y son más fáciles las palabras en verso, que los susurros que rebotan de los labios. Pero me gusta que no callas, que no temes, que vives, que los pasos son firmes, aunque sean cortos y que la noche no te consume, como consumen los miedos.
Así que sonríe aún cuando la vida te golpee de espalda, caminamos el mismo sendero y si algún día tus ojos se cansan o la oscuridad te atormenta y no puedes ver más allá, entonces búscame y yo seré tu faro, porque perdidos lo estaremos todos pero siempre habrá uno quien crea la luz.
Con amor tú tía.
Aranttza.
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