De la reflexión metafórica a la fragmentación poética.
Reflexión
dos puntos y el celular vibra, es ella, es mi madre, reconozco el número. No la
he visto desde ayer, no las escucho desde hace 24 horas, suena igual que
siempre, me regaña, me reclama, me dice que me ama, que llegará mañana y
cuelga.
Parece
un deja vu, un recuerdo distorsionado, parecido al reflejo sobre el agua,
tan similar, singular y pienso. Pienso porque al parecer es la única
acción constante en mi cerebro que se reproduce por sí misma, es un sujeto vivo
que no duerme ni deja dormir, que no come ni deja comer, es como
un parásito sin dientes, que me destroza con calma y suspicacia.
Reflexión
metafórica de la acción literaria del deseo y el aprendizaje, de la
madurez y mis confesiones. Sobre el ello, sobre el yo, algo que mi otro yo no
acepta porque el súper yo del yo de mi otro yo está de vacaciones cuando
debería estar diseñando. Me detengo otra vez y pienso, sobre las personas que
tiene frío mientras mi piel está caliente, mis dedos volando y el
espacio estático.
Sonrío cuando estoy algo nerviosa, camino torcida
cuando me están mirando y suspiro frecuentemente sin darme cuenta.
Pienso
en él, es lindo, no me habla, pienso en su barriga, en mis pasos lentos cuando
paso cerca de su casa, el viento sopla y choca frente a mi rostro, mi pelo se
envuelve libre bailando en el despeine existencia de mi humilde humanidad, el
sonido de las motos, las luces incandescentes, las personas de verde y yo
pensando que el rojo es sin duda mi color preferido, sí de fútbol se trata.
Aún no
hago buenas elecciones y hoy hable tanto, que no podría recordar el
40% de lo que dije. Se grabó en mi mente su rostro de incomprensión comprensible, de las miradas que no me dio, de
las palabras que no me dijo, de los dolores, las ausencias, los vacíos, el peso
de las vacaciones, las materias sobre cuatro, el profesor que me odia y de
nuevo ella; la ausente, los "él" que no existen y
la terapia que aún no termina.
Reflexión
sobre lo que no dije, las fobias, los miedos, los traumas y las
aberraciones, mi dificultad por ser normal y mi necesidad por mantener la cama
siempre tendida. La música de Nirvana sonando de fondo, los ojos ardiendo y
las gracias que no le di, sólo porque nunca he aprendido a despedirme.
Reflexión
sobre eso a lo que llamé familia,
Sobre
ellos, a quien denominé amigos,
Reflexión
sobre las reglas que no cumplo, sobre la comida que no como.
El
sueño que no duermo y mis piernas que nunca se quedan quietas.
Reflexión
sobre la muerte que no llega y los eventos circunstanciales como trastornos y
aberraciones mentales-emocionales.
El psicoanálisis
entre quien está peor, quien está mejor y sí mañana estaré aquí para contar sobre
mi manía por unir polos opuestos, por
componer metáforas del verosímil de algunos momentos
no poéticos.
Las
incoherencias como leyes de Newton y mi sobredosis de narcisismo.
Reflexión sobre la reflectora que me quema la cara. Por las
lágrimas que no fui capaz de derramar, por las miradas que no pude sostener,
acerca de sí estoy bien o sólo un poco mal, sobre las verdades que creé según el recuerdo de mis
realidades, como filosofía que nadie lee, porque nadie cree más que en su
propia vivencia.
Reflexión sobre lo que ella; que está presente como muestra
incoherente de lo humano, temporal como figura de respeto y obediencia, como
guía que no habla, como un mapa en tres idiomas. Esta es la reflexión, sólo por
la razón de su intención: Que ahora escribo sin noción, por si haciendo lo
que me gusta hacer, me encuentro por lo menos una noche al mes.
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