Nosotros mismos


Hace un tiempo que el amor entró en mi vida, como quien entra en su casa y se sienta en su mesa y pone los pies sobre la silla del frente, mientras ve la televisión, muerto de risa. Hace un tiempo que ceno con él todos los días, no me canso de mirarlo, no me canso de creer que es real, que esta conmigo.


Hace un tiempo que empecé a creer en el amor, como fiel admiradora del color rosa y de las mariposas espontaneas, que hacen fiesta en el estomago. Hace un par de meses que empezó a gustarme esta revolución emocional que te hace incomodar, que te hace feliz e incomprensivo; un idiota, un masoquista, un iluso, pero sobre todo un incrédulo cuando eres inconcluso, como yo.
Quería hablarte de nosotros; porque a estas horas de las noches ya no somos los mismos, porque después de días de cansancio y peleas vacías, estamos agotados del amor que sentimos y no vivimos, de los rompimientos del alma constante y de las faltantes de atención por las que una guerra comienza. Las últimas semanas hemos despertados sumidos en un profundo océano de amarguras, donde el amor brilla a lo lejos, como ancla a tierra, repite ¡Aquí estoy! Pero seguimos nadando en la nada de las redundancias y llenando de lágrimas las incontables partículas del agua. 
Y hablo de "AMOR" porque después de 500 días de conocerte, por fin puedo ver cuanto podías amarme y lo he visto después de fallarte unas 30 veces por segundo, entre la velocidad de mis dedos y las insurrecciones de mi mente. Me han quedado grande los días sin ti y los días contigo he enloquecidos en todos los colores posibles, en todos los estados existentes, he sido un río desbordado sobre un cruzada pequeña y me he quedado de pie, frente al fuego que mis manos han encendido. 
Días como hoy, miro las cenizas y cierro los ojos para recordar la última vez que me miraste y tu mirada acelera mi corazón, quebranta mi enojo, mis miedos, desaloja mi mente de justificaciones y te abre un lugar en medio del todo que soy, porque resultaste ser el domingo de mis días. 
A nosotros que seguimos colgados del mismo hilo que hala y seguimos encontrándonos en la vuelta de cada esquina, por nosotros quisiera poder pintar un arcoirís que combine con las sonrisas que ya no te dibujo, con los recuerdos que ya no te construyo, con el amor el  que yo misma asesino. Quisiera contarte historias como las que escribo, con una sonrisa de oreja a oreja, con un sentimiento que atraviesa la realidad y se hace grande. 
Quisiera invitarte a que nos paremos sobre tierra firme y dejemos de mojarnos con las lluvias que caen sobre el desierto, que son tan imaginarias como las verdades que cree para defenderme de mis propios miedos. Que dejemos de jugar al gato del ratón y no sentemos en la misma mesa, al mismo tiempo, con los zapatos bien puesto y la madurez, de un mango excesivamente dulce, porque...
Hace un tiempo que el amor llegó a mi vida, 500 días aproximadamente y tardé tiempo en verlo, meses en entenderlo, incansables sufrimientos causados, en aceptarlo. Y no sé si es demasiado tarde, o si es demasiado pronto pero hace un tiempo, cuando empezamos a ser nosotros mismos, que mi corazón late cuando escucha tu nombre y enloquece de felicidad cuando te tiene cerca, no sé si es muy poco o si sera suficiente, tengo de mi lado la suerte, de conocerte y a mi favor las horas en que te niegas amarme, porque me amas y en posición las armas para esta guerra; de hacernos felices una vida entera. 





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