Azul, como el cielo.
Azul, como el cielo, o eso creemos, pero probablemente sea solo el reflejo del mar.
Esta no es una carta de amor, ni una carta de despedida, es una nota al destino.
Empezaré por echarte de menos, las tardes así como estas, silenciosas y bondadosas, un poco como usted.
Usted que es sin duda una de mis palabras preferidas, significa tan poco pero esconde un mar de sensaciones que casi nadie ve.
Usted no es usted, pero tu si eres usted, sencillo ¿no lo creen?
Ojalá fuera más fácil decirlo pero nunca es fácil aceptarlo.
Quizás al terminar de leer esto, si es que acaso esta nota llega a su destino, puede quedar más confundido. No es la intención pero en esencia es la mejor forma de decirlo.
Entre las cosas que no dije, debo decir que no hay odio en mi hacía usted, es solo el miedo jugando al francotirador y te ha disparado varias veces en el pecho.
Sé que te ríes por la forma en que lo digo pero todo es siempre tan cierto.
Qué yo también sonrió por lo patético que es. Pero me agrada porque sin duda reimos como pares de docenas de estrellas, pidiendo deseos sobre simples humanos que llegan al espacio.
Coincidencias ¿Entiendes?
Como la de aquella noche cuando dije que jamás estaría otra vez, mentí; estaré por estar y con suerte alguna vez estaré para ti.
No es que te espere, pero tampoco es que te olvide, es que prefiero el azar y el creer, se contradicen lo sé pero así es como somos; duales e incoherentes.
Incoherencias como las que llegamosna sentir, siendo simples nadadores en un estanque lleno de tiburones.
No quería escribirte pero hay tantas cosas que tenía por decir, por ejemplo que lo siento, lo lamento y me disculpo, por mi, por ti, por nuestro egoísmo, por las palabras hirientes y las frases cliché, por las situaciones inversas y la necesidad de entendimiento, somos tan sólo fichas de un juego de ajedrez de harry potter, tu tan Luna y yo tan snape.
Un mundo de extraños y dos piezas en diez.
Dos pasos adelante y tres atrás, ojalá pudieras ver la vida como un azar.
Pesarían menos las noches en que olvidas como caminar y esto sin duda sería un chao y no una película de peter pan. Pero no te juzgó, ni te señalo, no soy de ese lugar. Soy de los días miércoles y a veces de las madrugadas de domingo con dos copas que firman la paz.
Pero hace tiempo que esa palabra no tienen sentido, ni aquí, ni allá. Estamos como abatidos, dolidos y heridos y es normal. Yo lo disfruto y a veces lloro de más. Es que hay algo que quiero decirte pero no tiene lugar, cabeza, ni forma pero es singular. Es parecido a un te quiero, que vuela sobre el mar, no es un te amo de Ted, pero duele como un viaje a san Francisco, a descubrir mi lugar.
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