Lo que se escucha
Se escucha sobre el horizonte un horror con sabor al sudor de un
perdedor.
Se escucha una convicción que se repite como frase singular, como un
anhelo con el que se puede soñar.
Lo que se escucha se parece un poco a lo que creí.
Y creía en las verdades que no se dicen, pero se suponen.
En que las cosas cambian y las personas cada día se hacen mejor.
Creí que creía en algo especial.
Sonreía entonces por costumbre y sin perder la intención.
Se escucha sobre mi hombro el susurro de palabras en lenguas que no
logro reconocer.
El palpitar se volvió antónimo y confuso.
Se escucha la fe de los que creen.
Se repiten una y otra vez.
Se convencen a sí mismos de una verdad.
Se escucha sin afán los pasos de un sujeto que no va a ningún lugar.
Se siente el vaso medio lleno.
Se ahoga en la miseria de su reconocida ilustración.
Se alagan a ellos mismos por su magnífica capacidad.
Lo que se escucha se parece mucho a un cuento de fantasía y no sé
sí es la rutina o el olor transitorio que varía con el humor de los días, el
que empieza por darle forma protagónico al asunto.
Se escuchan sonrisas amargas,
Se escuchan recuerdos vivientes.
Se revuelcan en sus tumbas los fallecidos ardientes.
Y aquí sentada sobre el lienzo de realidades perceptivas se escucha...
Se escucha nítido y frecuente el olvido.
La música rancia, las palabras ásperas.
Se escuchan cosas que queremos oír,
Solo porque sí podríamos aceptar que existen aquí.
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