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Mostrando entradas de 2019

El chico que amo vs el chico que me gusta.

Empezaré por contar mi dilema, puede ser el de cualquiera o quizás al anochecer sea solo una fantasía. El chico que amo no es perfecto pero en mis ojos la perfección se halla en sus palabras, en sus actos simbólicos y sus ojos tristes de tanto amar sin ser amado. Lo qué él no entiende es que yo lo amo, con la delicadeza de un violín desafinado pero lo amo y el amor a veces es una catástrofe.  El chico que me gusta es un torbellino en medio del ocaso, un milagro no deseado, tiene el encanto de los dioses griegos y la humanidad de cualquier animal salvaje. Me gusta pero no sé lo que me gusta, quizás el desdén con el que flota por las calles o el absurdo parecido de sus actos a los míos.  A veces creo que los amo a los dos pero cuando al fin la noche llega y tirada en la cama, como quién tira un zapato después de un largo día, me pierdo en mis pensamientos y ambos siempre están ahí, uno el opuesto del otro, el otro en el hemisferio norte y al sur mi cabeza sigue dando vueltas. El...

Al cobarde que vive en ti.

No te daré un nombre porque no eres digno de ello. No te llamaré desconocido porque te conocí hasta el fondo del telón donde presentabas tus mejores shows.   Te proclamare ficción para que puedas identificarte sin poder si quiera reconocerte.  Te contaré de ti los miedos más grandes y al finalizar tu corazón será más frío que este invierno. Te conocí un mes de octubre, ibas con el cabello bien peinado y el corazón desordenado, tomabas un café en la mesa que estaba frente a la mía, sonreíste cuando cruzamos nuestras miradas e intentaste hacer un chiste de mal gusto, cosa que nunca cambiaste con los años, tu falsa modestia y tu arrogante seguridad. Me ganaste con la mirada temerosa con la que me miraste justo antes de marcharme; no creí volver a verte pero a la semana siguiente nos cruzamos por la calle y me atreví a saludarte, me cautivaba la curiosidad de encontrarte otra vez frente a mí.  Fuiste patéticamente gracioso, te tomó más de lo necesario invit...

Tragedias sin dolor

Mentiras como lluvia,  caes gota a gota, sobre esta realidad ya marchita.  Despiertas desnudo sobre los recuerdos y caminas sobre los vidrios rotos de la noche anterior, Te cortas, te fatigas, te exaltas, Te rindes sobre lo que desconoces. Tragedias sin dolor, como perdedores de dos en dos.  Caminando bajo la luna, sin ningún resplandor.  Te busco en la misma foto, no te encuentro. Suspiros sin alma, cansancio de más.  Tragedias sin dolor. Ausencias que no terminan de llenar, vacíos que te inundan, sueños que nunca alcanzaras. Tu rostro no tiene forma pero te recuerdo tal como eres la esperanza de verte llegar, te dibuja cada noche antes de despertar. Tragedias sin dolor, que a esta hora del día empiezan arder, como llamas salvajes,  de un amor fugaz.  Era tan distraída,  Inocente, presa comida. Luto y silencio. Corazones ya rotos. Después de un nuevo comienzo. Gritas a lo lejos, balbuceas debí decir. Zara...

Casualidades del azar

Sabes que es increíble el tiempo, corre de punto a punto final.   Es mejor no hacerle la guerra, si no vas a soportar fallar.  Cruce la calle con los ojos abiertos, y las esperanzas perdidas.  Sonreí con los mismos labios que te dije mentiras. Me besaste y te quedaste por dos horas más. Te miré por última vez y me deje caer. Tomaste mi mano pero no me sostenías eramos tan ausentes como irreales. Tantos ideales que se cayeron a nuestros pies.  Estábamos rotos antes de conocernos,  eramos migajas, a veces sobras de noches largas. Estábamos sin estar, casualidades del azar. Por si las coincidencias nos llegaban a amar.  Pero caí. Y entre los escombros te vi. seguías ahí. En el mismo lugar donde empezó el fin.  Eres la misma persona y te desconocías,  al mirar frente al espejo. que seguías siendo vacía.  No se trataba de mí, Ni del tiempo que te compartí no se trataba de caer se trataba de empezar pero ...

Mi soledad y yo

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La soledad es una utopía con las que podía soñar cuando el corazón no latía tan fuerte, cuando los sueños de niños brillaban como estrellas a media noche.  Estaba roja la Luna y le hable de ti, ya sabes; de la idea absurda que se creó en mi cabeza sobre quien eres, como si al escribir cien historias de pronto una mañana te hicieras realidad. Somos buenos mintiéndonos, a otros también, somos presos de las palabras sueltas y de los deseos banales, animales en celo, esclavos de los impulsos, todos tan diferentes con la precipitada manía de cometer los mismos errores.  Estaba la habitación obscura y el silencio cortante, mi alma a temperatura ambiente, servida sobre la cama con los pies cruzados y mirando el techo blanco como el infinito que se parece a la mirada con la que haces sonreír mi mente. Tiemblo de gracia y cierro los ojos para suspirar o aspirar esta paz tan desbordante que me eriza la piel. Soledad y ausencias; palabras tan diferentes que se complementa...