Tusas eternas

Me levanté de la cama, me miré de reojo en el espejo.
Los ojos estaban cansados, irritados y secos.
Había llorado a su lado la noche anterior sin que él se diera cuenta.
Era de esos pocos amaneceres en las que duermes acompañado, pero te sientes más solo que de costumbre.
Las veces que he dormido con él, me ha roto el corazón lo suficiente para no querer ver mi reflejo, para no aspirar a ver su sonrisa. 
Es un acto de masoquismo seguirlo queriendo.
Hasta este día lo esperé, pero hoy he creado un cronograma de actividades que no lo incluyen, si quiera su recuerdo tiene espacio en mi vida. 
No estaba molesta con él, estaba de luto conmigo, tanto, que las lágrimas parecían limpiar mi alma. 
El amor cambió hoy desde que me despedí con un abrazo y me monté en ese bus, para escribirle lo que no podía decir con mi boca.
-"Voy a salir con otras personas", murmuraba mi mente, pero fui incapaz de decírselo, por que esperaba que no quisiera irse, que deseará intentarlo un minuto más.
Pero sólo mastiqué fracaso, tusa y duelo.
Me retorcí en mi cama y lloré, lloré porque él dolía, duele en el centro del pecho, donde tanto le gustaba estar..
La razón me hacía sentir patética y él que prefiere ignorarme, mientras come con otra mujer y me olvida, si es que de vez en cuando me recuerda.
Estaba tan atragantada de ideales, que ya no sabía de quien me había enamorado, pero despertar dolía, cuando se trataba de él siempre el corazón dolía

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