Diagonal

Me tracé como han de suponerse en diagonal, no de manera recta, porque hasta mi vida es una curva de altos y bajos.
No podía ir paralela a su vida; hablando de él. Tuve que atravesarme de la manera más sutil y crónica. 
Era un ciclo que decidía repetirse cada no se cuanto tanto tiempo.
Estaba allí, me movía en diagonal a toda su existencia.
Pasé por un montón de sus historias y me salté con excepciones, una infinidad de insignificantes detalles sobre él.
Unas tres veces al año, era un extraño, que yo no extrañaba, que no quería, pero que sentía me hacía re vivir, después de hacerme sufrir. Trágica historia la nuestra. Nosotros que decidimos ser nada, ser olvido, honestidad, cálidos abrazos, lágrimas y despedidas.
Surgimos de un diminuto punto, de esos que no tienen fin, que sólo cuando ves pasar el golpe de los años te das cuenta que podría ser eterno, pero le temes a lo que para siempre parece ser intermitente, con un querer que muere y revive jugando a ser Jesús y sabes de memoria que no eres Él y hace mucho tiempo te cansaste de jugar, así que sólo avanzas, te dejas llevar por el destino, lo dejas, lo tomas, lo lloras, lo olvidas, lo recuerdas, lo extrañas, lo besas, lo amas y vuelves a dejarlo ir...

Comentarios

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Discurso sobre el amor (Es tan obvio que no creemos que sea cierto)

Sobrevivir y revivir, vivir

Lazos (Carta a L.A.R.)