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Cómo si existiéramos.

Llover bajo el cielo y la sombra de los ojos. Llover con el alma fría y el corazón descontento. Cómo si existiéramos. Cómo si pudiéramos ser más que una historia mal contada: Has entrado por la ventana de mis sueños, con el rostro que mi memoria deforma, te has quedado sentada sobre la silla que nadie usa y me has contado a carcajadas lo feliz que fuiste. La noche es demasiado corta y despierto, te busco pero no estas, cierro los ojos y no te encuentro, eres como el azar y juegas conmigo; Te alimentas de mi soledad y tu plato fuerte es mi realidad, simple, vana, llena de dependencias absurdas. Estoy atrapándome con mis propios actos, con los pies tallados de raíces rotas, me entiendes pero tu tiempo ha terminado y yo sigo aquí, con la mente allá, caminando con pasos lentos que titubean ante el resoplo del viento, que está tan frío que duele, duele como si tu mano sujetara mi corazón tan fuerte, que las gotas de sangre se deslizaran por mi pecho y los días fueran eternida...

Vivir plenamente (Versión 2.0)

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Hacer Clic en el link de abajo Escuchar mientras lee. 22/11/2015 Todo comenzó cuando ella tenía 9 y yo 7 años, fue uno de esas casos extraños de personas con vidas difíciles fáciles de complacer; Nos hicimos amigas, durante casi 17 años compartimos el mundo pero nunca las mismas ideas, ella era un rojo ardiente, yo un azul variable y manso, con los años me volví ágil pero jamás pude ser como ella. Cuándo dejamos de ser simples niñas que jugaban en medio de las calles los problemas empezaron a pesar. Cada una cargaba en su interior la realidad, ella con un par de lágrimas que se borraban después de un rato en la pista de baile vivió plenamente, no conocí otra persona que se sintiera más satisfecha con lo que tenía. La mañana después de su muerte, cuando la noticia llegó a mis oídos por un instante no sentí nada, no dolió nada, unos minutos después toda nuestra historia me cayó encima; sigo recogiendo los escombros de su ausencia. Ese día fue largo, ansiosa espe...

Atascados

Atorarse indefinidamente en un beso. Refrenarse emocionalmente en una idea. Extrañar continuamente una cinta en blanco. Mirar el reloj sin ver la hora, Mirarlo otra vez, entender que es tarde . Sonrisa flácida. Corazones de papel. Llueven las mentiras en mi piel.  Espacios vacíos por todo mi ser. ¿Respiras mi aire? Tiembla mi alma. Las puertas no abren, La cerradura está al revés. ¿Qué somos acaso? Camino sobre tus pasos. No veo salida. Tienes ganada la partida. Susurro y me gritas. Te clamo y te marchas. Rompiendo todas mis semejanzas. ¿Qué eres ahora? Nada... Nada más que nada en la nada. Resumes tu risa. Sin quitar tu camisa. Te admiro despacio. Desconoces mis daños. Me miras con calma. Sonríes otra vez. Porque sabes que me quedaré.

Segmentaciones o desilusiones

Desnuda sobre mi piel caliente, Reposa su recuerdo elocuente. Miro de reojo al costado, Sus ojos se han cerrado. Parpadean mis pupilas llenas de ella. Callan mis palabras en su ausencia. Pesan los sonidos en mi pecho. Sufren los latidos de mis pasos. Camino deprisa, Se desdibuja mi sonrisa. Vuelvo a mirarte. El espejo está de frente. Despierto y te has ido, Con mis sueños tejidos. Me refugio en los suspiros, Ahogada en mis idilios. Deje de inventarte, Fue cuando empezaste a atormentarme. Cruel y suspicaz. Descalabras mi realidad. 

La no celebración de cumpleaños

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Era miércoles y mi día preferido de la semana, cumplía quizás 8 años, no puedo recordar con exactitud mi edad pero si el color de mi ropa; mi madre me había comprado un shorts azul con amarillo, tal vez era un bobito. Aún tenía mis rizos de oro; ese cabello crespo abundante que colgaba por mi rostro, salí a la cuadra a reunirme con mis amigas que siempre han sido mayor que yo, eran las cuatro de la tarde, no sentamos en el árbol que ha guardado los mejores secretos de nuestra infancia; juntas compartiendo sonrisas que se fueron borrando, desvaneciendo, fingiendo... Hasta ser irreales. Me gustaban los miércoles porque pasaban cosas buenas, odiaba los jueves porque eran su antítesis; ahora odio más que días, odio fechas específicas, con un odio que no es tan profundo, que no pesa tanto, ni carcome el alma sólo la apesta de emociones encontradas. Después de ese cumpleaños, no recuerdo otro en el que me sintiera tan plena, tan inocente e ingenua.  Estábamos...

Episodio V sin ti.

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Deslizarme por la agonía permanente de tu recuerdo. Desvanecerme entre la nostalgia gris de tu ausencia. ¡Necesitaba escribirte! ¡Necesitaba inventarte! ¡Re-dibujarte! Estaba perdida,  ¡Perdida como la noche en medio de las montañas antes del amanecer! Buscaba epifanías al borde la cama,  pero dormía y tenía pesadillas, despertaba sin ti. ¡Despertaba con ganas de ti! Desfigurarse el alma con anhelos. Distorsionar la realidad con fantasías. Suplicar al viento. Clamar sin prisa. Llorar ¡Llorar sin lágrimas! Fragmentarse el corazón. Besar la auto compasión. Fingir la redención. Asesinar cada milímetro de dolor.

Una pintura sobre el agua.

Describir en un verso la belleza reflejada en un charco de agua de lluvia, idealizar un mundo paralelo, uno diferente a este. Enfocar la mirada y hundirse en el, perderse, salvarse, revivir y dejarse ir; sin aferrarse a un pasado que se ha ido.  Dibujar con lo dedos y deformar una idea; confundir, refrenar, interferir, dejar sanar. Me senté en el andén de una calle cualquiera, junto a un poco de agua estancada. Llovió la noche anterior. Miré, miré minuciosamente como cada árbol se reflejaba, con tanto detalle que no podía recordar cual era el que estaba a mi costado. Podía llover, pero cada gota que salía de mí, era una órbita que deformaba mi paisaje. La tristeza estaba saciada de asombro, me costaba mantener aquel día soleado, temía pasar por ese mismo lugar y no poder sucumbir mi mente más que a un montón de cemento pero sabía que ni a eso debía aferrarme, el tiempo pasa y las heridas aunque no sanan, se cambian por otras, el agua aunque se seque, volverá a caer....

Escribir, porque eso aparentemente, lo hago bien.

Entro en la habitación, es un pequeño agujero, lleno de objetos sin sentido; Una cama, un televisor y yo. Adiós zapatos, se cierra la puerta y bienvenidos a la realidad. Me desnudo, la ropa suele estorbar cuando estas en tu lugar de confort.  Prendo el computador, llevo meses sin escribir en forma, las letras han estado un poco atrancadas entre tantas pérdidas, bañadas de tristezas, de desilusión, me ha hecho caracha en el corazón, este aunque parece de hielo aún duele. Hoy se levantó un poco quebrado, los ojos no retienen las lágrimas, es como si salieran por arte de magia, el pecho están  inflamado, respirar es bastante difícil, aunque se mantiene fuerte como una roca, sin estar sano.  Decidí escribir para cortar dos historias, esperando que las lágrimas se sequen o mis ojos decidan dejarme dormir. 1. Tenía seis años, cuando mi tío regresó de Norteamérica a comprar un casa, me llevó al mar y celebré mis siete años, comiendo helado de mora en "ventolini". Cu...